Investigadores argentinos avanzan en la formulación de vacunas de nueva generación

Profesionales de la UNLP, el INTA y la Fundación Instituto Leloir, decidieron combinar esfuerzos y rubricaron un acuerdo de cooperación académico, científico y de desarrollo con la intensión de impulsar una planta estatal para la producción de vacunas.  
Investigadores argentinos avanzan en la formulación de vacunas de nueva generación
Investigadores argentinos avanzan en la formulación de vacunas de nueva generación

Cientificos de la UNLP, el INTA y la Fundación Instituto Leloir continúan trabajando en la puesta a punto de IncuINTA como planta estatal para la producción de vacunas humanas.

Mientras avanzan en la acreditación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), desarrollaron una formulación experimental para una vacuna de nueva generación contra el SARS-CoV-2. Los resultados preclínicos en ratones fueron publicados en la revista internacional Frontiers in Immunology.

Gracias a una articulación estratégica entre el INTA, la UNLP y la Fundación Instituto Leloir (FIL), las tres instituciones decidieron aunar esfuerzos y firmaron un convenio de cooperación académico, científico y de desarrollo con la idea de acreditar una planta estatal para la producción de vacunas.  

Se trata de IncuINTA, una plataforma técnico-organizativa para el desarrollo de proyectos tecnológicos que el INTA tiene en el Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas (CICVyA), en Hurlingham, provincia de Buenos Aires.

“Es una alianza sinérgica entre científicos del CONICET de diversas áreas del conocimiento como son la vacunología, biotecnología, la inmunología y la virología, que incluye a instituciones muy importantes de nuestro país y permitirá avanzar hacia fases clínicas en humanos sobre la base de investigaciones que comenzamos en nuestros laboratorios”, expresó Andrea Gamarnik, doctora en Bioquímica y jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir.

“Tomando el actual contexto, en el que todavía hay que atender necesidades de la pandemia, el objetivo será el desarrollo de herramientas para prevenir los efectos de COVID-19, con la idea de planificar proyectos futuros que atiendan necesidades locales y regionales”, añadió Gamarnik.

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Con apoyo del CONICET y del ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), el equipo de investigadores trabaja en la puesta a punto de la planta IncuINTA para adaptarla y obtener la acreditación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), requisito para producir desarrollos biológicos para uso en seres humanos y la realización de las primeras fases de los ensayos clínicos.

Una vez alcanzada la acreditación, la planta de IncuINTA podrá producir no sólo productos contra COVID-19, sino también para la rabia, influenza, dengue, rotavirus e incluso para hacer frente a enfermedades endémicas como el Chagas. Y ante nuevas pandemias o emergencias sanitarias permitirá ofrecer respuestas rápidas y coordinadas.

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“La planta de 600 metros cuadrados ya existe e inició su actividad en 2020”, señaló el doctor en Biología e investigador del CONICET Andrés Wigdorovitz, director de IncuINTA, y agregó: “Pasará a ser la única planta pública que trabaja con principios activos biológicos recombinantes certificable como establecimiento BPM”.

Wigdorovitz informó que luego de presentar un proyecto para avanzar con la acreditación, obtuvieron aportes del MINCyT. “En breve esperamos poder ejecutarlo y, cuando eso ocurra, llevará entre seis a ocho meses terminar el proceso”, aseguró.

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